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lunes, 23 de abril de 2007

Libro 4: Codificación (Tao de la Programación)

Libro Cuatro: Codificación

Así habló el maestro Desarrollador:
"Un programa bien escrito es su propio cielo; un programa mal escrito es su propio infierno."

4.1

Un programa debe ser ligero y ágil, sus subrutinas conectadas como un collar de perlas. El espíritu e intención del programa debe ser retenido ante todo. No deberá haber ni poco ni mucho, ni ciclos innecesarios ni variables sin usar, ni falta de estructura ni excesiva rigidez.

Un programa debe seguir la 'Ley del Menor Asombro'. ¿Cuál es ésta ley? Es simplemente que el programa siempre debe responder al usuario de la manera que lo asombre lo menos posible.

Un programa, no importa cuán complejo sea, debe actuar como una sola unidad. El programa debe ser dirigido por la lógica interna y no por las apariencias externas.

Si el programa falla en estos requerimientos, estará en un estado de desorden y confusión. La única forma de corregir esto es reescribir el programa.

4.2

Un novicio le preguntó al maestro: "Tengo un programa que a veces corre y a veces aborta. He seguido las reglas de la programación, y aún así estoy desconcertado. ¿Cuál es la razón de esto?"

El maestro contestó: "Estás confundido porque no entiendes el Tao. Sólo un tonto espera comportamiento racional de sus semejantes humanos. ¿Qué esperas de una máquina que los humanos han construido? Las computadoras simulan determinismo; solo el Tao es perfecto.

Las reglas de programación son transitorias; solo el Tao es eterno. Por lo tanto tu debes contemplar al Tao antes de recibir iluminación."

"¿Pero cómo sabré cuando he recibido la iluminación?", preguntó el novicio.

"Tu programa correrá entonces correctamente", contestó el maestro.

4.3

Un maestro estaba explicando la naturaleza del Tao a uno de sus novicios, "El Tao está encarnado en todo software -- sin importar cuán insignificante sea", dijo el maestro.

"¿Está el Tao en una calculadora portátil?", preguntó el novicio.

"Está", fué la respuesta.

"¿Está el Tao en un video juego?", continuó el novicio.

"Está hasta en un video juego", dijo el maestro.

"¿Y está el Tao en el DOS de una computadora personal?"

El maestro tosió y cambió ligeramente su posición. "La lección se acabó por hoy", dijo.

4.4

El Desarrollador del Príncipe Wang estaba codificando. Sus dedos bailaban sobre el teclado. El programa compiló sin un mensaje de error, y el programa corrió como viento ligero.

"¡Excelente!," exclamó el Príncipe, "¡Tu técnica no tiene fallas!"

"¿Técnica?," dijo el Desarrollador, girándose hacia su terminal, "Lo que yo sigo es el Tao -- mas allá de toda técnica. Cuando al principio empecé a programar yo podía ver el programa completo en un bloque. Después de tres años ya nunca más vi ese bloque. En vez de eso, usé subrutinas. Pero ahora no veo nada. Todo mi ser existe en un vacío sin forma. Mi sentidos estan ociosos. Mi espíritu, libre para trabajar sin un plan, sigue su propio instinto. En resúmen, mi programa se escribe así mismo. Es verdad, a veces hay problemas y dificultades. Las veo venir, me freno, observo silenciosamente. Entonces cambio una sola linea de código y las dificultades se desvanecen como nubes de humo. Entonces compilo el programa. Me siento erguido y dejo que el gozo del trabajo llene mi ser. Cierro mis ojos por un momento y entonces cierro mi sesión."

El Príncipe Wang dijo, "¡Ojalá todos mis Desarrolladores fueran tan sabios!"

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